miércoles, 14 de marzo de 2012

Roger Waters

Hey Teachers, dejen a los chicos con Waters


Los camarines de las grandes estrellas del rock suelen ser lugares que despiertan innumerables incógnitas para gente como nosotros, simples mortales. Nunca falta quienes publican la lista de extravagancias requeridas por los astros internacionales y el imaginario popular asegura que en esos cuartitos deben abundar las mujeres, el alcohol y que el descontrol está  

Con ese afán recorrimos el detrás de escena del show de Roger Waters. La sorpresa llegó al entrar al primer camarín, ni bandejas repletas de frutas exóticas, ni mujeres descomunales desesperadas por complacer a un semi dios, ni nada que se le pareciera. Sí había chicos jugando, esperando que llegara su momento, ese en el cual se suben al escenario y son parte del espectáculo The Wall

Se trata de un grupo de chicos dirigidos por Racu Sandoval, miembro de la fundación Mundo Invisible. La organización del evento los llamó en diciembre del año pasado porque tenían ganas de que fueran chicos argentinos los que aparecieran en Another Brick in the Wall – Part 2.  “En febrero nos contactamos con el colegio Domingo Savio del barrio La Cava, en San Isidro y el Madre Teresa del barrio Virreyes. En ambas escuelas se mostraron súper abiertos a la propuesta y armamos dos grupos”, explicó Racu. Con un DVD que mostraba la rutina y algunas indicaciones vía mail empezaron a poner en marcha el proyecto.

En febrero la maestra de plástica le preguntó a mi mamá si podía ensayar. Al principio no sabíamos para qué era y después nos contaron”, dijo Tamara, que con sus 13 años ya sabe lo que es estar ante un público multitudinario en el estadio de River. Ella forma parte del grupo de 15 chicos del Domingo Savio que se turna con los 20 del Madre Teresa para actuar en los shows. “Es un privilegio estar acá”, agregó mientras movía su cabeza asintiendo, como para remarcar sus palabras. Poco después Lucía, su hermana de 11 años, se sumó a la conversación y contó que en su colegio la recibieron con un montón de consultas sobre el show. 

Los ensayos empezaron en las escuelas antes de que empezaran las clases. “Algunos tenían idea de quién era Pink Floyd y Waters, quizás por los padres, pero no la mayoría. En seguida empezaron a investigar y al segundo encuentro todos sabían todo sobre él”, relató Racu. Ahora los chicos forman parte del staff del recital y llegan un par de horas antes para practicar la rutina. “Con la participación de estos 35 pibes queremos celebrar todo lo bueno que también pasa en estos barrios y que no se ve”, asegura.  

Una hora antes del show se reúnen en una gran ronda, hablan sobre los detalles que deben corregir y que así todo salga cada vez mejor. En los minutos previos al su actuación, el grupo se relaja. Charlan, juegan, comen pizza y finalmente se visten para el show. En este camarín no hay rituales secretos, comidas extravagantes, ni desenfreno. Pero sí hay un grupo de pibes listo para enfrentar a miles de personas. Y el día de mañana contarles a sus nietos sobre aquella vez en la que compartieron escenario con Roger Waters.  

Fuente: www.fmrockandpop.com

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